Alda Merini, una abeja furibunda

Alda Merini dijo de sí misma: “Soy una pequeña abeja furibunda. Me gusta cambiar de color. Me gusta cambiar de medida”. Nació en Milán en 1931, donde murió en 2009, a causa de un tumor óseo. Con lucidez extrema, narró en sus poemas la experiencia de la locura (vivió casi 20 años en manicomios, de 1961 a 1978) y de la estrechez física y económica. “Me inquieto mucho cuando me atan al espacio”, escribió. Escucharemos Adagio, del Concierto para chelo y orquesta en si menor op. 104 de Antonin Dvorak por la orquesta sinfónica de Boston.
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